“El reino de los cielos es como un rey que preparó un banquete de bodas para su hijo.” Mateo 22:2
Desarrollo: El reino de los cielos es un lugar de abundancia, es un lugar en donde nada es escatimado y todo está a nuestro alcance ya que Dios ama compartir con sus herederas. La biblia habla de una parábola que compara el reino de los cielos con un banquete de bodas. En una boda, quienes recibieron una invitación son bienvenidos y tienen acceso ilimitado al banquete, pueden acercarse a disfrutar de todo lo que tienen frente. Pero en la historia podemos ver cómo no todos los invitados se presentaron a la boda, estaban ocupados con otros asuntos que creyeron más importantes. No sabían que se estaban perdiendo del mejor banquete de sus vidas.
Creo que lo mismo nos puede suceder a nosotras, no nos damos cuenta que realmente fuimos invitadas a la boda y nos conformamos con las sobras cuando el Rey preparó un banquete para que lo disfrutemos. La voz del espíritu es abundante y generosa, quiere y ansia por revelarnos cosas pero esos secretos solo son desbloqueados con la simpleza de nuestro interés, de nuestras preguntas, tenemos que presentarnos a la boda. No hay más excusas, el banquete está servido.
El hambre profundiza la potencia de su voz y ensancha nuestra capacidad de escucha. Nuestra curiosidad, nuestras preguntas nos llevan a más allá de la superficie, nos llevan a ese lugar de confianza donde secretos profundos son revelados. No fuimos hechas para las sobras sino para el banquete. Para un estilo de vida en profundidad es que fue creada la comunión con el Espíritu, tu mejor amigo puede y quiere ser el espíritu Santo, ¡qué privilegio!
Cuando analizamos las conversaciones que tenía Moisés cara a cara con Dios podemos observar otro nivel de relación. “Dios hablaba con Moisés cara a cara, como quien habla con un amigo” Éxodo 33:11
Moisés era transparente con su corazón, sus inquietudes, sus preguntas y no se conformaba con oír de Dios sino que necesitaba y quería conocerlo cara a cara como un amigo cercano lo hace. Moisés no sólo conocía su voz sino que conocía su rostro, sus planes, sus ideas y hasta Dios le daba lugar para opinar sobre ellas. Ese tipo de relación está en el banquete, vos y yo tenemos acceso porque el reino de los cielos es abundante para quienes lo heredan y quieren ser parte.
Activación: Este ejercicio te va a llevar a un proceso de renovación mental en donde dejas de lado mentalidad de pobreza y entramos a la mentalidad de hijas de Dios. Te animo a que cada vez que converses con Dios lo hagas imaginando que estás frente al banquete y que fuiste hecha para estar en esa boda. Cada vez que detectes pensamientos que te quieren dejar conforme con las sobras, pensá en Moisés y releé sus conversaciones para ser inspirada y que tu hambre se encienda otra vez.
Oración: Dios gracias porque me preparaste un banquete en la abundancia de tu reino para que disfrute. Me hago consciente que fui hecha para la profundidad y no la superficie, que lo que tuvo Moisés está a mi alcance porque vos sos mi amigo. Declaró que se viene un tiempo de relación más profunda, deseo verte cara a cara, conocer tu voz y tu corazón.