“Pero el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, les enseñará todas las cosas y les hará recordar todo lo que les he dicho. »Todo esto lo digo ahora que estoy con ustedes. La paz les dejo; mi paz les doy. Yo no se la doy a ustedes como la da el mundo. No se angustien ni se acobarden.“ Juan 14:25-27
Desarrollo: Todas debemos haber pasado alguna vez por momentos tan complicados que se nos dificulta encontrar la voz de Dios. Esos momentos en donde pareciera que hay hasta tráfico en nuestros pensamientos, demasiado ruido a nuestro alrededor, en donde cada idea es inundada por la duda, el miedo y la incertidumbre. Puede ser que hoy te encuentres en una tormenta así. Pero estas circunstancias lejos de ser silenciadores del espíritu, son amplificadores. La biblia nos muestra cómo el Padre en su sabiduría nos envió al espíritu para que nos enseñe todas las cosas y nos haga recordar lo que nos dijo. Es en nuestra tormenta cuando Él viene y le recuerda a nuestro corazón la paz que Jesús nos dejó, cuando él nos viene a enseñar su camino. Solo hace falta un cambio de estación.
Me ha pasado varias veces de estar en el auto escuchando la radio y pasar debajo de un puente o por una zona y que la radio deje de escucharse nítidamente, entonces ahí cambio de estación o de radio para encontrar una que sí se escuche correctamente. Eso mismo debemos hacer cuando sentimos que la voz del espíritu empieza a escucharse más como ruido blanco que como una voz de paz y guía. En ese momento debemos conectarnos a la estación que se está transmitiendo en el cielo. Preguntarnos ¿qué habla el cielo sobre mi situación, mi miedo, mi futuro? Nunca dejes que la estación que guía tu vida sea la de tus miedos. Esa estación sólo va a remarcar lo mal que pueden salir las cosas, todo en lo que te estás equivocando, va a asegurarte que tus mejores días están en el pasado. En cambio la voz del espíritu es una voz que carga esperanza, fe, amor y alegría. Con quien elijas sintonizar va a determinar tu perspectiva.
Activación: Sintonizar con la voz del espíritu puede verse de formas muy distintas por eso quiero proponerte algunas para que pongas en práctica cuando notes que estás perdiendo la señal.
La primera es verbalizar en voz audible lo que estás sintiendo y pensando. Eso ayuda a poner sobre la mesa lo que está sucediendo en tu mente. Cuando externalizamos lo que nos sucede a veces nos damos cuenta que muchos de nuestros miedos son irracionales o extremistas. También contarle al Espíritu es hacerlo parte de tu proceso y dejarlo entrar.
La segunda propuesta es hacer silencio. Cuando tantas cosas están pasando por tu cabeza es muy útil poner un stop a tus pensamientos y escuchar lo que él quiere decir. Pero si no hacemos silencio nunca lo vamos a escuchar. Hacé silencio por unos 5-8 minutos o cuanto creas necesario y vas a ver que una voz llena de sabiduría y consuelo va a aparecer. También puede servir poner una canción instrumental de fondo.
Por último, hacelo parte de tu cotidianidad. Su voz no está encasillada en solo esa hora de devocional que te tomas sino que es una transmisión 24hs. Buscá sus detalles en cada momento, cuando te preparas el desayuno, cuando estás trabajando, cuando limpiás. Cuando estás buscando algo, se te hace más fácil encontrarlo.
Oración: Gracias Espíritu Santo porque mi tormenta no me va a robar el placer de escuchar tu voz, gracias porque venís a enseñarme y a recordarme lo que necesito escuchar en el momento más preciso. Oro para que mis oídos se afinen cada dia mas y para que todo ruido de distracción se calle. Cambio de estación ahora en el nombre de Jesús.