"Sé que el Señor siempre está conmigo. No seré sacudido, porque él está aquí a mi lado. Con razón mi corazón está contento y yo me alegro; mi cuerpo descansa seguro." Salmo 16:8-9
Hoy les propongo que empecemos haciendo una lista mental de todos los lugares donde nos gusta estar, esos lugares donde disfrutamos, donde podemos relajarnos por completo, donde respiramos, contemplamos y no pensamos en nada más. Puede ser que sea en nuestro hogar en un momento de silencio, o al compartir un rato con la abuela tomando mates, puede ser también que ese lugar especial sea estar frente a un hermoso paisaje como montañas o el mar. Todas tenemos un lugar donde nos sentimos seguras y podemos descansar.
Pero quiero decirles que cualquier lugar que se nos haya venido a la mente, la presencia de Dios lo supera. El estar con Él es mucho mejor que nuestro lugar preferido. Hoy Dios, nuestro pastor, quiere llevarnos a descansar a Sus delicados pastos. Cuando estamos en Su presencia, ocurre algo increíble. Todo, absolutamente todo, tiene que arrodillarse y rendirse ante Él. Todo el estrés dobla sus rodillas ante Jesús. Todo lo que te esté preocupando, toda ansiedad o depresión, todo rencor, toda angustia también se rinde ante Él. Porque Jesús es nombre sobre todo nombre. Todo lo que podemos estar sintiendo, Él lo sobrepasa. Su poder es más grande, Su voz es más fuerte y Su presencia lo abarca todo.
Cuando estamos en Su presencia, podemos experimentar el verdadero sabor de la alegría. Como dice el Salmo de hoy, nuestro corazón está contento y nuestro cuerpo puede descansar seguro cuando sabemos que Él está a nuestro lado. Un detalle importante es que el versículo empieza diciendo "Sé que el Señor siempre está conmigo". La verdad es que Dios es omnipresente, Él está siempre en todos lados y al lado nuestro, pero hay algo que cambia cuando sabemos, cuando nos hacemos conscientes de Su presencia.
Activación: En el día de hoy disponete a disfrutar de un tiempo en silencio en la presencia de Dios; si querés podés arrodillarte cómo símbolo de que rendís todo a Él. No importa si hace mucho que no lo hacías o si tenés la costumbre de hacerlo. Él te está esperando y tiene algo nuevo para vos. Mejor es un día en Su presencia que mil fuera de ella. Dejá que tu Papá te abrace, te consuele, te llene de gozo, alegría y paz. No es necesario hablar, simplemente disfrutar y escuchar Su dulce voz.
Oración: Papá, te necesito, vengo con hambre por más de vos. Anhelo estar una vez más disfrutando de tu presencia, te quiero dar todo el honor (empezá a mencionar atributos de Dios para adorarlo).