“Su rugido es el de una leona, como el de los leoncillos: gruñe y atrapa a la presa, se la lleva sin que nadie se la arrebate” Isaías 5:29
"Ha rugido un león, ¿quién no temerá? Ha hablado el Señor DIOS, ¿quién no profetizará?" Amós 3:8
Un grito se puede transformar en un rugido y aunque cualquiera puede gritar, no cualquiera puede rugir.
¿Qué es exactamente un rugido? Básicamente podemos decir que un rugido es la voz de un león. Esa voz ruidosa, potente, profunda, capaz de asustar al animal y al hombre más valiente. Durante la noche ese rugido puede correr hasta los 8 kilómetros de distancia.
Tanto el león como la leona rugen para proteger su territorio, pero la leona ruge también para atraer la ayuda y la protección de otras leonas y así mantener alejados a sus enemigos. Ruge para llamar a los cachorros perdidos y por sobre todo para proteger a sus pequeños de cualquier peligro y así evitar la muerte. ¡Ellas rugen juntas! Ellas saben que sus cachorros no están seguros cuando ellas se mantienen aisladas unas de las otras.
Si el rugido es la voz de un león, nosotras estamos llamadas a replicar el sonido de la voz del Rey de reyes, del León de la Tribu de Judá que ha vencido.
¿Cómo podemos levantar hoy nuestro rugido? Orando y adorando. Esa es la forma de proteger nuestro territorio e incluso librar de la muerte a quienes necesitan nuestro cuidado.
Activación: En la canción del día de hoy te sugerimos un video de un tiempo muy especial de adoración al que titulamos “ Adoración en victoria” el mismo fue grabado cuando nuestro Pastor Carlos Mraida estaba internado en muy grave estado. Fue uno de los tantos tiempos de clamor que levantamos como iglesia. Dios lo hizo una vez y lo seguirá haciendo. Adoramos juntas no para obtener la victoria, sino desde la victoria.
Oración: Señor, no me quiero conformar con gritar, yo quiero rugir y que mi rugido tenga el alcance y la potencia de tu voz.